NACIÓ LA HOMEOPATÍA

POR: Dr. JAVIER CONDE RODRÍGUEZ

“LA PRIMERA Y ÚNICA MISIÓN DEL MEDICO, ES DEVOLVER LA SALUD A LOS

ENFERMOS; ESTO ES LO QUE SE LLAMA CURAR” – Lo anterior es lo que se lee en

el primer parágrafo del ORGANON DE LA MEDICINA; el organón es la base en

que descansa la doctrina filosófica de la CIENCIA MEDICA HOMEOPÁTICA; fue

escrito por el

Dr. SAMUEL CHRISTIAN FREDERIK HAHNEMANN,

fundador de la ciencia de la Homeopatía. En las postrimerías

de su paso por el mundo (1755 – 1843), el Dr. Hahnemann fue

primeramente Médico Alópata y uno de los mejor

preparados de la época, para ejercer la medicina Alopática.

Entre otras publicaciones originales dio a luz (en 1789)

un opúsculo sobre la preparación y uso del Mercurio,

llamado por él soluble, y también negro. El Mercurio tal

como se empleaba antes de la nueva preparación del Dr.

Hahnemann, era causa de mil desgraciados accidentes y fue

una dicha para éste y para la humanidad, el haber hallado el

modo de quitarle los inconvenientes que antes presentaba su

administración, conservándole sus cualidades curativas. El Mercurio soluble fue

aceptado y admitido con aplausos y gratitud e inscrito en todas las buenas

farmacopeas del mundo, yendo siempre al lado de la citada preparación, el

nombre de su autor.

Desde entonces el nombre de Hahnemann voló de boca en boca dentro y

fuera de Alemania (paisaje de su tierra natal, Meissen, Alemania, pintura de la epoca). Los demás médicos lo elogiaban y,

no obstante su espíritu se hallaba

intranquilo, no estaba satisfecho de sí

propio. El ejercicio de la medicina le robó

una por una sus ilusiones, a medida que iba

adelantando en su práctica se convencía

más y más de que no existía lo que se

llamaba, y se llama aún, CIENCIA MEDICA,

pues observaba frecuentemente que

cuando la medicina escrita aseguraba el

restablecimiento o el alivio de los enfermos, éstos continuaban languideciendo un

tiempo indefinido, otros presentaban reacciones secundarias que complicaban su

cura, y otros más morían irremediablemente.

Al cabo de doce o catorce años de practicar la medicina (Alopática) con gran

crédito y prestigio, abandonó la practica y no quiso ver enfermos, descontento por

la poca eficacia del sistema tradicional (Alopático), cerro las puertas de su

consultorio (que siempre tenía concurrido) para dedicarse a la búsqueda de una

forma más cierta y eficaz para curar a sus enfermos, consideró Hahnemann que

no se podía obtener curación real y efectiva empleando medicamentos o drogas

nada beneficiosas y si perjudiciales al organismo viviente, se había dado cuenta

del error de tratar enfermedades y no enfermos; que no se podía esperar un

resultado satisfactorio utilizando drogas de acción desconocida en del interior

orgánico; se dio cuenta de la imperiosa necesidad de encontrar un medio para

proporcionar sustancias medicamentosas en la forma menos perjudicial para el

enfermo, fue entonces cuando pensó en la conveniencia de POTENCIALIZAR el

medicamento, demostrando con esto que la efectividad de una droga no depende

tanto de cuerpo o de la masa de la misma, sino de la actividad que ésta pueda

desplegar en las condiciones más favorables para el organismo enfermo y lograr

la curación.

Un enfermo curado es aquel que ya no acusa síntoma alguno, aquel de cuyo

organismo se ha desterrado completamente su patogénia (dolencia) por

desplazamiento de otra SEMEJANTE, artificial, pasajera y producida por un

medicamento que al mismo tiempo da al organismo enfermo maneras de recobrar

su actividad de defensa (su FUERZA VITAL), verificándose la CURACIÓN, que

consiste en la supresión del padecimiento y no en la atenuación de los síntomas

del mismo, logrados por otros sistemas distintos del verdadero (del

HOMEOPÁTICO).

Fue entonces cuando nació la HOMEOPATÍA, que tanto bien haría a la

humanidad doliente.

En junio de 1843 Hahnemann está enfermo, muy enfermo. El día 1 de julio

llama a su esposa Melanie (Aqui una

foto de su Juventud y una fotografía

en 1875, 32 años después de la

muerte de Hahnemann) y le dice:

“Ha llegado mi fin. Mi alma subirá

hasta Dios. Os dejo la doctrina

homeopática. Debes defenderla

contra todos los ataques, hacer que

fructifique después de mi muerte,

teniendo cuidado de que los amigos

no le hagan más perjuicio que sus

enemigos. Tengo confianza en el

futuro. Si sabes mantener el principio de esta verdad, ella misma te ayudará al

triunfo. Tengo confianza, repito, porque yo no he sido en la Tierra más que un vil

instrumento. La doctrina homeopática no es mía. La verdad no ha nacido en mí.

No me pertenece el hallazgo. Si ella viniera de mí, desaparecería conmigo. Ahora

bien, me sobrevivirá porque es la quinta esencia de la naturaleza y procede de la

reacción natural y viene de Dios.

¡La pequeña dosis!. Su empleo es de sentido común. Ella también viene de la

naturaleza. Nada es suficiente para abatirnos, nada es bastante para curarnos. Yo

sólo he recogido una pizca del oro de la verdad que Dios ha extendido por la

Tierra. Es Él quien me ha llevado de la mano, pues yo estaba ciego, ciego por mi

orgullo. Me he limitado su voluntad de obedecerle.”

A las cinco de la madrugada, pronunció dos

veces “Confianza y paz… confianza y paz”.

El Dr. SAMUEL CHRISTIAN FREDERIK

HAHNEMANN, Murió en París el 2 de Julio de

1843, a los 88 años de edad.

QEPD